Los vecinos de la localidad leonesa de Villamarco han querido rendir su peculiar homenaje a sus antepasados, rescatando de sus casas los antiguos aperos de labranza con los que trabajaban sus tierras y sacándolos a la calle para brindarlos a los miles de peregrinos que recorren cada año el tramo entre El Burgo Ranero y Reliegos en su peregrinaje a Santiago. La iniciativa de levantar este singular museo etnográfico, a pie del camino, surgió de la Junta Vecinal, que con la única ayuda de Caja España, ha restaurado cada una de las piezas y las ha anclado en bases de hormigón, en un paseo remodelado y adecuado para este fin. Este museo espontáneo nació a principios del verano con la vocación de convertirse en toda una colección etnográfica, legado de todo un pueblo, que viene a enriquecer el enorme patrimonio cultural que León aporta al camino.
La colección consta actualmente de once piezas, procedentes de Villamarco, El Burgo Ranero y una de Valderrey. Desde una noria, hasta arados de bisurco y trisurco, una sembradora, una segadora, un trillo con voltederas y hasta un carro, procedente del Burgo Ranero, que data, como casi todas las piezas, de mediados del siglo pasado.
Para conseguir que la colección no resultara demasiada estática, se han colocado unas originales siluetas de chapa, hechas por José Melón, el herrero del pueblo, que simulan la figura del labrador, y de los animales de carga, con lo que se dota a la piezas de movimiento y de un cierto toque de cultura.
Para completar el entorno de la colección, la Junta Vecinal tiene proyectado construir un refugio de peregrinos, presupuestado en 9.000 euros, que levantará con la ayuda la Diputación, de particulares, y de fondos propios.