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Labores agrícolas antiguas

Las labores de antaño

 

(Intentaremos recuperar todas las fotos sobre las antiguas labores que se realizaban en el pueblo, ya sea en el campo, artesanales o culturales.)

 

La trilla: Consistía en pasar sobre la mies extendida en la era una y otra vez dando vueltas con el trillo tirado por los "machos", normalmente mulas. El objetivo era separar la paja y recubrimiento de la espiga del grano, como paso previo antes de la belda.

El trillo estaba compuesto por unos gruesos tablones de unos 2 metros de largo y 1,30 de ancho con la delantera curvada hacia arriba para no amontonar la mies.  A su no poco peso, se le añadía alguna piedra y el de la persona que guiaba las reses.

Las eras en esta época se llenaban de vida, con todas las familias tratando de terminar las labores cuanto antes. Para los chavales, ya fuera del pueblo o veraneantes, el montar en el trillo era una auténtica atracción.

La labor de trillar se mantuvo hasta mediados de los años 80, en los que ya empezó a llegar la modernización del campo con los primeros tractores.

 

La veldadora: Después de la trilla, era necesario separar el grano de la paja: la vielda. Esta labor se solía hacer en días de viento, tirando la mezcla al aire, que sería el que se llevaría más lejos la paja que el grano. Labor cansada y que obligaba a la presencia de viento. Posteriormente llegarían las veldadoras. Máquinas de madera y chapa, que ya fuera accionada por una manivela manual o mediante motor, eran las que hacían esa función de separación del grano de la paja. El mecanismo usado sería un antecesor del que incorporan las actuales máquinas cosechadoras para esta función.

 

El carro: El único medio de transporte para las mercancías en los pueblos. Tirado por mulas o bueyes era usado para realizar las labores del campo, como el transporte de la cosecha desde las parcelas al pueblo para su elaboración y venta.

 

Animales domésticos: Una labor fundamental para la economía local era el cuidado de los animales domésticos.

Se mantenían en los corrales de casa, gallinas, cerdos para la navideña matanza... La gente recuerda también los patos, que se soltaban por el día en el soto y al atardecer volvían en grupo, repartiéndose luego en hileras a a sus diferentes corrales.       Tampoco faltaban las vacas, que proveían de carne y leche a la familia.

El tractor: En la década de los 70, empezarían a llegar los tractores al pueblo. Sería el comienzo de la modernización del campo y de los trabajos agrícolas. Con ellos el duro trabajo se irá poco a poco haciéndose cada vez más cómodo.

      Aunque los primeros tractores, Ebros, Barreiros tampoco serían muy confortables. Algunos recordamos conducirlos de chiguitos entre varios, unos poniendo todo el peso en el embrague para conseguir accionarlo.


 

El cultivo del cereal en Castilla y León hace sólo 60 años

El cultivo del cereal en Castilla y León hace sólo 60 años

LA SEMENTERA

Una vez terminado el verano agrícola, el labrador ya estaba pensando en la nueva cosecha, en la nueva sementera, en esa rueda sin fin de ciclos cerealistas.

En septiembre, se echaba, en las tierras a sembrar, la basura, los abonos orgánicos que cada casa de labranza había ido preparando a lo largo del año.

Las camas y los excrementos de los animales de tiro, se sacaban de las cuadras cada día y se echaban en los hoyos de los corrales. Allí iban a parar también las barreduras de cochineras, apriscos, consejeras y gallineros, junto a los desperdicios varios de comidas, trébedes y glorias.

En el hoyo, que recogía abundantes aguas, se iban cociendo todos estos materiales orgánicos y enriqueciéndose como abonos. Estás basuras fueron durante siglos, las únicas ayudas y recomposiciones que recibieron las tierras de pan llevar.

Preparación de las semillas.

Antes de generalizarse la selección técnica, racional y mecánica de las semillas, éstas eran elegidas de los mejores granos de la cosecha.

Del montón elegido para la semilla, cada jornada de sementera se apartaba la cantidad a utilizar y se le rociaba con un disuelto de sulfato, que mataba los parásitos de los granos.

La Siembra

El período de sementera empezaba avanzado octubre y duraba hasta fechas cercana a la Navidad. Se apuraban al máximo las jornadas, ya no muy largas de sol, para que los sembrados se aprovechasen de las lluvias del invierno.

La jornada del labrador durante la sementera, solía ser "para todo el día", las horas de luz mermaban y había que apurar soles. Al mediodía, se soltaban los pares, y ganado y sembradores reponían fuerzas con una comida y un pequeño descanso. Cayendo la noche, regreso al pueblo, donde, tras cuidar de la yunta y a preparar la semilla del día siguiente.

Tradicionalmente, durante muchos siglos, la siembra de cereales se hizo a voleo, una vez en la parcela a sembrar, se tomaba en un costal parte del grano y, colgado el talegón sobre un hombro, con la boca abierta hacia delante, el sembrador iba esparciendo la semilla a voleo, cubriendo en casa viaje longitudinal la anchura de una "amelga".

Tras el esparcimiento, el sembrador tapaba, amelga a amelga, la semilla, en una jornada de continúas alternativas de labores, entre el sembrado y el tapado.

La Escarda

Esto suponía que, además de las plantas de cereal, se criaban malas hierbas, generalmente de raíces más profundas, y por tanto, chupadoras de buena parte del tempero de la tierra.

Amapolas, cardos, avenas locas, mielgas, matacandiles, eran las plantas más comunes.

Aricar

Una modalidad de escarda y de arrastre era la labor de aricar. Consistía en pasar un arado ligero, de reja rebabada y estrecha, por el valle del surco, con el fin de cortar las hierbas foráneas.

Y esperar

Con la siembra y estás labores de limpieza de los tallos, terminaba el ciclo de trabajos para el nacimiento, en mayo y junio se jugaban el pan y el hambre, mirando al cielo.

LA BARBECHERA

La barbechera era la primera gran labor del año astrológico y la faena intermedia entre la siembra y la recolección, en la mitad, pues, del año cerealista.

En realidad, era una preparación de los barbechos, de las tierras que descansaban ese año, para tenerlas listas en la próxima sementera.

Comenzaba a finales de enero o primeros de febrero y solía durar hasta mediados de junio, era una labor discontinúa, porque la climatología de los meses de invierno y primavera, no permitía muchos días la arada.

La barbechera comenzaba alzando las pajas, los rastrojos desnudos del verano anterior ,esas tierras que habían una cosecha y habían estado demasiado tiempo inmóviles, necesitaban un volteo, lo más profundo y amplio posible.

Al mismo tiempo se tapaban las pajas, que servirían de abono para la próxima cosecha. La labor de alzadas de pajas debía hacerse en unas condiciones óptimas, que la tierra no estuviese apelmazada por las heladas, ni demasiada blanda por las lluvias.

Una vez hecho el recorrido por las tierras rastrojeras, se iniciaba una segunda vuelta, que completaba la meteorización de la tierra y la aliviaba de cardos, hierbas y forrajes, a esta segunda vuelta se llamaba "bina".

La jornada de la barbechera se ajustaba a la luz solar, desde febrero, salían los pares a la arada, en cuanto templaba un poco la mañana. Si la tierra está cerca volvían a casa a comer, pero generalmente los jornaleros hacían su comida a pie de tajo.

Mondar

Queda dicho que lo ideal para el barbecho era una buena y a ser posible repetida labor de arada, hay una labor llamada " monda". Consistía en reparar el barbecho con una azada ligera, cortando cardos, avenas locas y otras hierbas. Una labor que se hacía en primavera y ayudaban mayores y niños.

La Tabanera

Cuando la barbechera no se había podido hacer bien, por haber arado en terreno demasiado duro o blando, quedaban las parcelas erizadas en tabones.

Por tanto, era necesario pulverizar esos " tabones, molerlos" una forma de moler los tabones era pasar por las parcelas un rastrillo de púas arrastrado por la yunta.